El Dolor Es Inevitable El Sufrimiento Es Opcional Que Significa?

El Dolor Es Inevitable El Sufrimiento Es Opcional Que Significa
En ambos casos significa que estamos vivos y que todas las oportunidades se hallan a nuestro alcance. A lo largo de la vida pasamos por momentos difíciles, pero depende de nosotros transformarlos en sabiduría o en amargura. Por eso el Buda afirmaba que «el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional».
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¿Qué quiere decir el sufrimiento es opcional?

El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional “El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional” es a la conclusión que llegó Buda después de años de meditación. Una gran verdad desconocida a la que tendríamos que prestar más atención. No podemos escapar de ciertas cosas que nos harán daño, pero sí podemos escoger cómo estas nos afectan,

  1. Es difícil, porque a nadie le gusta el dolor.
  2. No obstante, tan sólo tenemos que evitar algunas actitudes que no nos benefician.
  3. Pensemos, por ejemplo, que has sufrido una caída y te has hecho una herida en la rodilla.
  4. Puedes elegir levantarte, curarte la herida, vendarla y cuidarla para que sane lo antes posible.

Sin embargo, también tienes otra opción. Llorar,, culpar a una piedra, sentir que la suerte no está de tu parte Lamentablemente, muchas más veces de las que pensamos elegimos esta segunda actitud para diversos acontecimientos que nos ocurren.
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¿Quién escribio el dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional?

Se le atribuye al Buda histórico el aserto: «El dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional».
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¿Qué sentido tienen el dolor y el sufrimiento para la vida humana?

Sobre el sentido del dolor y el sufrimiento. | HPC Fernanda Orellana Rev HPC ; : «No pretendas que lo que sucede suceda como quieras, sino quiérelo tal como sucede, y te irá bien». Epícteto. Hablar del dolor y del sufrimiento es fácil (en general, hablar de cualquier cosa lo es).

  1. Pero el padecer cualquiera de los dos constituye la experiencia más difícil que tiene que soportar un ser humano.
  2. La dificultad se agrava por el hecho de que, pese a padecer dolores desde que nacemos, siempre que volvemos a sentirlo es como la primera vez: no entendemos por qué, nos asustamos, de nada nos sirven las experiencias anteriores y lo único que deseamos de la vida es volver al estado previo a él.Dolor y sufrimiento se usan como sinónimos, pero suele hacerse una distinción que parece acertada.

Por un lado, el dolor haría referencia a lo orgánico, lo corporal, y constituiría algo común a todos los seres vivientes, mientras que el sufrimiento haría referencia a una instancia de tipo psicológico, y remitiría sólo a lo humano. El sufrimiento puede tener origen en el dolor físico, pero evoca aspectos más profundos de la persona.

  1. Todos hemos sentido a ambos en mayor o menor medida.
  2. Y todos queremos evitarlos.
  3. Tenemos claro que la básica definición de Mill sobre la felicidad como placer, entendido como ausencia de dolor, no es condición suficiente, pero sí necesaria.
  4. Epicuro dijo que el placer es principio y fin de la vida feliz.

Placer para él es no experimentar dolor en el cuerpo ni desasosiego en el alma. Cuando nos duele el cuerpo o sufre nuestra alma o «psiquis», no podemos ser felices.Sin embargo, son situaciones que no podemos evitar, y están en nuestras vidas, lo queramos o no.

  1. ¿Tienen el dolor y el sufrimiento algún sentido?.Nos enseñaron a aceptar que los hechos son los hechos, y que darle un sentido subjetivo a los mismos es tergiversarlos.
  2. Pero, por un lado, nada más subjetivo que el dolor: ¿cómo dar pruebas de mi dolor si mi interlocutor no me cree?,¿cómo saber que el otro siente dolor sin haberlo yo sentido antes?, ¿cómo «medir» la magnitud del dolor de otro de otra forma que no sea preguntándole?.en fin, ¿cómo veo, palpo, huelo, gusto o escucho el dolor? El dolor no es un hecho, pero está ahí, a continuación de ciertos hechos.Por otro lado, es innegable que el mundo humano es el mundo del «sentido».

Hasta las ciencias no son otra cosa que un mero darle «sentido» a los hechos, un sentido consensuado y aceptado por la comunidad científica. Pareciera que lo que carece de sentido es, de algún modo, irracional. La razón nos ordena buscar el origen y la dirección de todo.

  1. Puedo preguntar por las causas de mi dolor, por qué me afecta tanto, cómo hacer para aliviarlo.
  2. Pero si pregunto «¿por qué a mí y para qué?», estoy llendo más allá, estoy preguntando por el sentido profundo de aquello que me sucede.
  3. ¿Por qué y para qué?.Nietzsche tiene una frase, una de las más populares, que dice en su versión más difundida: «lo que no nos mata, nos fortalece».

Más allá de las interpretaciones vitalistas, podemos rescatar de esta frase un profundo sentido al dolor y al sufrimiento. ¿Para qué sufrir? Para fortalecernos. Se dice que el hombre crece y madura en el sufrimiento, que el dolor lo templa y lo enriquece.

  • Pero, ¿nos es dado a todos enriquecernos cuando sufrimos?Imagino que hay diferentes maneras de enfrentar el dolor.
  • La más común es querer huir del mismo, alejarlo, eliminarlo.
  • Tomaremos analgésicos, calmantes; nos evadiremos en una agitada vida laboral, social, el alcohol o las drogas; nos anestesiaremos física y psicológicamente.

Pero cuando esto no sea suficiente, cuando no haya modo de escapar de él, ¿qué haremos además de desesperarnos y sentirnos los seres más miserables del planeta? ¿Podremos encontrar otra forma en la que no nos duela tanto lo que nos duele? Y si encontramos esa forma, ¿importará que nos digan que no hay manera de saber si es verdadera? La «verdad» de las creencias es otro de los grandes problemas filosóficos.

  1. Sin ahondar en ellos, podemos decir que nos preocupamos por creer sólo en lo que es verdadero y exigimos para ello pruebas.
  2. Podemos adherir también a varios tipos de teorías sobre la «verdad» (sólo voy a detenerme en dos).
  3. Por un lado se encuentra la teoría correspondentista, que afirma que la verdad es una relación que se da entre el lenguaje y el mundo.

Es el mundo el que determina si la proposición es verdadera o falsa según se dé o no el hecho que describe la proposición. La verdad no depende de nosotros, no es relativa a ningún sujeto, a ninguna cultura o época. La verdad es absoluta, objetiva y depende sólo de cómo es el mundo.

  • Si bien esta teoría es la que convoca más seguidores, no puede aplicarse en el caso que nos ocupa, esto es, saber si es «verdadero» el sentido que le he encontrado al dolor (instancia imprescindible si quiero creer en él).
  • Para ello, me remitiré a un positivista lógico, Wittgenstein (1), que adhiriendo a esta misma teoría («2.223*.

Para conocer si la figura -proposición- es verdadera o falsa debemos compararla con la realidad»), dice: « El sentido del mundo debe quedar fuera del mundo. En el mundo todo es como es y sucede como sucede: en él no hay ningún valor, y aunque lo hubiese no tendría ningún valor» (6.41)Wittgenstein se refiere a los valores éticos y estéticos (de hecho, para él, lo ético no se diferencia de lo estético).

Es fundamental su afirmación:« Todas las proposiciones tienen igual valor» (6.4).Como las proposiciones son descripciones de hechos posibles, todas son iguales y entre ellas no existe preeminenecia alguna, no hay jerarquía ni diferencias de valor entre ellas. Por lo tanto, si se quiere expresar el sentido del mundo por medio del lenguaje, se deberán infringir los requisitos del principio de isomorfía (correlación lógica entre el lenguaje y la realidad, es decir, a cada proposición le corresponde un hecho de la realidad), porque, o bien el sentido de los hechos es parte del mundo, esto es, será un hecho más entre los hechos (y no se ve cómo pueda dar sentido a los demás hechos), o bien el sentido está fuera del mundo, y entones el lenguaje no puede hablar de él («5.6 Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo»).Es decir, si hubiera algún valor en el mundo, sólo por eso no tendría valor.

Considerar el valor como parte del mundo equivale a convertirlo en un hecho y despojarlo de su condición de tal. Por lo tanto, no puede haber proposiciones de ética (lo mismo que de estética).Sobre esto: «El bien y el mal aparecen únicamente con el sujeto.

  1. Y el sujeto no pertenece al mundo, sino que es un límite del mundo».Los valores suponen un sujeto y aparecen sólo con él.
  2. Pero puesto que el sujeto es el límite del mundo, todo lo que se refiera a los valores pertenece igualmente al límite del mundo.
  3. Nada de esto puede alterar los hechos.
  4. No puede alterar nada de lo que es posible expresar por medio del lenguaje, sino que, si puede modificar algo, será los «límites del mundo».
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Modificará el sentido que el mundo en su conjunto adquiera para el sujeto, de la misma forma que «para el hombre feliz, el mundo es diferente que para el infeliz» (6.43).De nada de lo que dé sentido a la vida puede tratar el lenguaje (ni la muerte, ni la vida eterna).

  1. Dios no se revela en el mundo (6.432).
  2. Por lo tanto, el conocimiento del mundo no contribuye a otorgar sentido al mundo: «Lo místico no consiste en cómo sea el mundo, sino en que es» (6.44).
  3. «Lo místico, que no puede expresarse, se muestra a sí mismo» (6.522).«La solución del problema de la vida está en la desaparición de este problema.

(¿No es ésta la razón de que los hombres que han llegado a ver claro el sentido de la vida, después de mucho dudar, no sepan decir en qué consiste este sentido?)» (6.521).Retomando estas ideas de Wittgenstein (no nos preocupemos por la «verdad» del sentido, porque no es un hecho, no es parte del mundo, ya que si lo fuera, no podría darle sentido a los hechos) y desoyendo su consejo («De lo que no se puede hablar, mejor es callarse» 7) retomo otra teoría sobre la verdad, una teoría muy criticada dentro de la filosofía, pero que, en el contexto del sentido (no de los hechos) adquiere otro cariz.

Me estoy refiriendo a la teoría pragmatista (William James y otros), que dice que una creencia es verdadera si «funciona», si conduce a un comportamiento eficaz. Es decir, puede el dolor tener sentido o no tenerlo. Fijémonos cuál de las dos valoraciones «funcionan» mejor en nosotros y adhiramos a ella, pues será entonces «verdadera».

Así como valoramos un vaso de agua tanto «medio lleno» como «medio vacío» refiriéndonos al mismo hecho (y es tanto lo uno como lo otro), valoremos también la utilidad de nuestras creencias sobre el sentido o sinsentido de nuestras vivencias. Una buena pregunta sería ¿qué podemos aprender, en base a ellas, sobre nosotros mismos? ¿Qué nos enseñan el dolor y el sufrimiento?Por otro lado, si le encontramos sentido a nuestro dolor, podremos también ayudar a nuestros semejantes a encontrar el sentido a los propios, cuestión que no es de menor importancia en un trabajo hospitalario donde el dolor y el sufrimiento son cosas cotidianas.

  1. Si vemos que el «sentido» nos ayuda, nos calma, nos contenta, también lo hará con otros.
  2. Podemos entonces aliviarlos con calmantes y tranquilizantes, y también podemos transmitirles, además, ese sentido que hemos encontrado para nosotros, o la inquietud de una búsqueda propia.No hay manuales que nos expliquen la necesariedad del dolor en nuestras vidas, excepto la de ser una señal de que algo anda mal.

¿Por qué no se encienden luces de colores?Sea como sea, el dolor está ahí e indica que algo debe cambiar. Hay que curar, sanar, restaurar el cuerpo. También el sufrimiento indica que algo anda mal. Hay que sanar, curar, restaurar el alma. Si la enfermedad no tiene cura, debo aprender a convivir con ella.

  1. Si los hechos que me afectan no tienen solución, debo también vivir con ellos.
  2. Pero para lograr eso, algo en mí se debe modificar.
  3. Debo crecer.
  4. Debo aprender más.
  5. Debo valorar otras cosas de la vida, porque si para algo sirven el dolor y el sufrimiento, es para poder diferenciar lo verdaderamente importante de lo que no lo es.

Un gran dolor tiene que hacernos poner en su lugar a esos pequeños dolores que magnificábamos. Si luego de un gran dolor volvemos a valorar las cosas de la misma forma en que lo hacíamos antes de él, es porque no hemos aprendido nada. Si luego de un gran dolor no ampliamos la mirada y se nos ensancha el mundo, lo que está más allá de los límites del mundo, de nada nos ha servido.

No nos hemos conocido más a nosotros mismos. Si no creemos en una sabiduría de la vida, construyamos nuestra propia sabiduría. Y creamos en ella. Si, como dice Wittgenstein, «para el hombre feliz, el mundo es diferente que para el infeliz» (siendo el mundo fácticamente el mismo), seamos el primer tipo de hombre.

Si algo no nos ha matado, que nos haya fortalecido. Fernanda Orellanae-mail: BIBLIOGRAFÍA1. Wittgenstein L. Tractatus logico-philosophicus. Alianza Editorial, Madrid 1973.* El Tractatus es un libro compuesto de proposiciones numeradas. Las citas del presente artículo se reducen a reproducir entre paréntesis la numeración de la proposición mencionada.
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¿Cuál es la importancia de sentir dolor?

Dolor Usted esta aquí: https://medlineplus.gov/spanish/pain.html El dolor es una señal del sistema nervioso de que algo no anda bien. Es una sensación desagradable, como un pinchazo, hormigueo, picadura, ardor o molestia. El dolor puede ser agudo o sordo.

Puede ser intermitente o ser constante. Puede sentir dolor en algún lugar del cuerpo, como la, el, el o la, O puede sentir dolor generalizado. El dolor puede ayudar a diagnosticar un problema. Sin dolor, usted podría lastimarse gravemente sin saberlo o no darse cuenta de que tiene un problema médico que requiere tratamiento.

Hay dos tipos de dolor: Agudo y, En general, el dolor agudo aparece de repente, debido a una enfermedad, lesión o inflamación. A menudo puede ser diagnosticado y tratado. Generalmente desaparece, aunque a veces puede convertirse en dolor crónico. El dolor crónico dura mucho tiempo y puede causar problemas graves.

(Enciclopedia Médica) También en

(Fundación Nemours) También en

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¿Qué sentido tiene el sufrimiento en la vida?

El sentido del sufrimiento Emma Urtiz • Pasante de la Licenciatura en Psicología El sufrimiento es un estado que el hombre siempre ha querido evitar, pero parece que mientras más lo evita, más se sumerge en ese estado anímico, entonces, ¿qué sentido tiene evitarlo? Y si me permito sentirlo, ¿qué sentido podría encontrar en el dolor? O, ¿qué tanto dolor estamos dispuestos a sentir? Viktor Frankl, en su libro “el hombre en busca de sentido” nos dice que todo le puede ser arrebatado al hombre, excepto una cosa, la libertad de elegir con qué actitud se enfrentará a cualquier situación.

  1. A pesar de que no puedas cambiar una situación que te produzca dolor, sí puedes elegir la actitud con la que afrontes ese sufrimiento, y esa actitud estará ligada a un sentido, es decir, a un “para qué”.
  2. Si tenemos un para qué podremos enfrentar cualquier circunstancia.
  3. Sin embargo, encontrar este sentido es mucho más difícil de lo que aparenta, puesto que muchas veces el dolor nos hace sentir vulnerables y percibimos que la situación nos supera, nos sentimos anestesiados, sin energía para salir adelante.

Es por eso que el sentido deberá ser aún más grande y más profundo que el dolor mismo, un sentido que nos permita pasar a través de éste y soportar, pero sobre todo aceptar, todo lo que el dolor conlleva, sabiendo y teniendo en cuenta que ese dolor será un aprendizaje que te permitirá avanzar sólo a través del sentido.

El sentido no es simplemente una meta, sino un camino que le da dirección y propósito a tu vida, por esa razón, el sentido del sufrimiento le da dirección y propósito al sufrimiento mismo, se trata de una genuina aceptación del dolor, lo que se ve reflejado en la actitud que tomamos ante el sufrimiento.

De acuerdo con Viktor Frankl (2004) el sufrimiento deja de ser sufrimiento cuando se le encuentra un sentido, y en muchas ocasiones este sentido puede ser el sacrificio (p.135). Cada persona enfrenta el dolor a su manera, con las herramientas que haya adquirido durante su crecimiento, pero sin importar la forma en la que enfrentemos este dolor, siempre hay un propósito más allá del sufrimiento, un para qué, que nos mantiene de pie, pero para encontrar y reconocer ese propósito, primero debemos aceptar el dolor y vivirlo con amor, sabiendo que el sentido que le damos a nuestra existencia es más fuerte que cualquier cosa que se nos pueda presentar.
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¿Que simboliza el sufrimiento?

El sufrimiento es selectivo – En estos casos, la selección natural indicará qué espécimen es el más apto, teniendo más tendencia a desaparecer aquellos que sienten dolor, pues esta sensación suele nublar las funciones racionales y ello es indicativo de estar violando alguna estructura biológica natural que por ontogenia se ha dotado al ser que experimenta ese dolor.

  1. Usualmente el sufrimiento se asocia con el dolor y la infelicidad, pero no tienen por qué estar vinculados dado que cualquier condición puede ser sufrimiento y causar dolor si se es consciente del desgaste que se está teniendo.
  2. El sufrimiento cuando causa dolor obliga al individuo a adaptarse de alguna manera.

Razonar causa sufrimiento y puede llegar a causar dolor si la situación ha obligado a la mente a someter al cerebro a cambios que provoquen que las neuronas cambien sus esquemas sinápticos o establecer nuevas conexiones, por lo que hay un cambio biológico que permitirá al individuo resolver la situación y poner medios que le permitan adaptarse, para evitar sufrir.
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¿Qué es el dolor del alma?

Hay dolencias que no pueden ser explicadas y es cuando estas tienen vínculo con el alma. Para expertos en comportamiento actitudinal, no todos los dolores son físicos. Al contrario, el cuerpo puede reflejar otras sensaciones. De acuerdo con el portal Cuerpo & Mente, los dolores del alma son aquellos que se producen cuando determinado sujeto se aferra a las experiencias, las ve como un todo y se encierra en su propio universo.

A partir de ello, se generan sentimientos que no son fáciles de comunicar, así que cuando se trata de lo doloroso no hay una conciencia que permita trabajar en las sensaciones, sentimientos y emociones de cada quien. Por su parte, expertos en psicología consignan en el blog Área Humana que es necesario desligar el dolor de lo tangible o físico y verlo a raíz de los comportamientos.

Cabe señalar que la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (Iasap) califica el dolor como “una experiencia sensorial y emocional desagradable que se asocia a una lesión real o potencial de los tejidos”. El Dolor Es Inevitable El Sufrimiento Es Opcional Que Significa Las personas narcisistas no tienen empatía con los demás. – Foto: Getty Images Sin embargo, desde un aspecto psicológico las definiciones pueden cambiar. En ese sentido, transmitir lo que se experimenta es un tema complejo que Cuerpo & Mente lo relaciona con la conciencia.

“Nuestro nivel de conciencia está precisamente entregado al momento en que subjetivamente nos identificamos con algo o alguien, o, por el contrario, a nuestra condición humana de evasión o rechazo de acuerdo con nuestra capacidad de apertura y compasión”, consigna la coach ontológica profesional Sandra Giraldo.

De acuerdo con la especialista en programación neurolingüística, hay sentimientos que tienen relación y se basan con los dolores del alma, como: 1. El odio o el resentimiento: la experta dice que al sentir algo poco positivo por cierta situación o persona se produce el resentimiento.

  • En consecuencia, al no dejarlo a un lado, empieza a crearse la sensación de incomodidad, la cual, con el paso del tiempo, se hace difícil de controlar.
  • En ese sentido, Giraldo recuerda que por cada sentimiento negativo se necesitan cinco soluciones positivas para dar una respuesta óptima y saludable.

También le puede interesar: 2. Resistencia: es desgastante ver cómo cada persona se resiste a sí misma. El portal La Mente es Maravillosa cataloga la resistencia como el sentimiento más profundo, que puede estar directamente vinculado con el alma. Por otro lado, a partir de ello se alimenta el rechazo por algo o alguien, así que los conocedores indican que esto es considerado como una herida emocional. El Dolor Es Inevitable El Sufrimiento Es Opcional Que Significa silueta de una misteriosa mujer pelirroja con los hombros descubiertos, retrato de una niña de incógnito, niña desnuda irreconocible contra una pared con rayos naranjas, concepto de criminal, violencia, secreto – Foto: Getty Images/iStockphoto 3. Envidia o celos: Cuerpo & Mente consigna que una de las sensaciones más comunes es desear lo que otras personas tienen.

No obstante, esto no siempre es lo más próspero. Para Sandra Giraldo, compararse con los demás y valorarse menos es algo sumamente desgastante para las energías. En consecuencia, vinculado al dolor del alma, se expone que “esto comienza a generar amargura y negatividad creando un aislamiento social (.) sin importar todos los valores, cualidades y capacidades”.4.

Falta de amor propio: por último, este es el motivo principal de la aparición de todos los anteriores sentimientos, según la especialista. Por otra parte, el blog Somos Estupendas indica que el amor propio es la relación que cada persona tiene consigo mismo, pero para que sea sano hay que reconocer las imperfecciones. El Dolor Es Inevitable El Sufrimiento Es Opcional Que Significa Aprender a aceptarse y saber cuáles son las mejores cualidades son acciones que ayudan a mejorar la autoestima. – Foto: Getty Images
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¿Qué dos posturas caben ante el dolor?

Manejo emocional ante el dolor ajeno – Escrito por: Nika Vázquez Seguí Septiembre – Octubre 2012 Entendemos como ‘dolor’ la experiencia sensorial subjetiva, generalmente desagradable, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que disponen de un sistema nervioso. Se trata de una experiencia asociada a una lesión en los tejidos internos o externos del cuerpo, o sentido como si tal lesión existiera.

El dolor puede ser agudo o sordo, intermitente o constante. Se puede sentir dolor en algún lugar del cuerpo, como la espalda, la cabeza o el estómago, o sentir dolor generalizado, como los dolores musculares durante una gripe o proceso oncológico. La función del dolor es señalar al sistema nervioso que una zona del organismo está dañada, y por tanto, se trata de una situación que puede provocar una lesión grave.

Esta señal de alarma desencadena una serie de mecanismos cuyo objetivo es evitar o limitar los daños, así como alejarnos físicamente de la situación dañina. Cuando sentimos dolor, se desencadena una secuencia de acciones a nivel neuronal cuyo objetivo es hacer frente a la agresión y eliminar el dolor.

Si el propio organismo no es capaz de solventar las lesiones, y por tanto, calmar el dolor, se recurren a tratamientos médicos, farmacológicos, psicológicos, naturales y homeopáticos, entre otros, para ayudar al organismo a recuperar la homeostasis. Dolor y sufrimiento Aunque socialmente se utilicen indistintamente, existe una diferencia significativa entre el dolor y el sufrimiento.

Ambos hacen referencia a experiencias subjetivas, pero así como con el dolor existe un componente real, un aspecto físico dañado que puede traer consecuencias nefastas a nivel fisiológico, el sufrimiento es la interpretación subjetiva que hacemos de tal dolor, o de cualquier circunstancia que nos sucede en la vida.

Según Lazarus y Folkman, cuando sentimos que las amenazas que tenemos en nuestra vida, ya sean reales o imaginarias, son más grandes que los recursos que contamos para hacerles frente, aparece el sufrimiento. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. Sin embargo, estudios recientes afirman que el recuerdo del dolor físico se debilita con el paso del tiempo, mientras que el dolor emocional puede revivirse a través de su recuerdo.

No manejar adecuadamente las experiencias de sufrimiento pueden provocar más dolor de lo que pensamos. El sufrimiento prolongado, aunque sea opcional, destruye la calidad de vida y puede quitar las ganas de existir, llevando a algunas personas al suicidio.

Las expresiones de dolor y sufrimiento pueden ser variadas, y van desde el llanto contenido al llanto desbordado, desde la introversión a la necesidad de estar rodeado de gente y expresar el dolor, desde el abandono personal al cuidado extremo. Todo ello depende de los aprendizajes aprehendidos hasta el momento, de las creencias que tengamos respecto a la expresión del dolor, así como del tipo de dolor e incluso del interlocutor o espectador que tengamos delante de nosotros.

Algo que sí solemos hacer todos los seres humanos es tocarnos la zona dolorida con la mano, pues investigaciones recientes afirman que de este modo logramos reducir el dolor, no siendo igual de efectivo si es otra persona la que nos toca la zona afectada.

  • Esto se debe a que el cerebro entiende el cuerpo como un todo, y trata de reestablecer el equilibrio de cuerpo de este modo.
  • Curiosamente lo conseguimos.
  • Para aliviar el dolor, la OMS propone una escala de fármacos analgésicos, que van de menos potencia a más, en función del tipo de dolor: leve, moderado o severo.

Sin embargo, existen infinidad de recursos para aliviar el dolor y cada persona, desde el autoconocimiento y las creencias que tiene, aplica unos u otros. No podemos olvidarnos en este punto la importancia del efecto placebo, conocida como la capacidad curativa de un agente terapéutico que no produce ningún efecto farmacológico, aplicable también en el plano emocional.

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Puesto que a nivel emocional también buscamos aliviar nuestro sufrimiento y lo hacemos de muchos modos: buscando el desahogo, lloros, retraimiento, verborrea, realizando ejercicio, comiendo, dejando de comer, yendo al psicólogo, con la ingesta de alcohol Al igual que sucede con el manejo del dolor, se trata de un aprendizaje y, dependiendo del recurso curativo que elijamos, tendremos mejores resultados, nos ayudarán a adaptarnos mejor al sufrimiento y al dolor y, por último, a superarlo.

Y otros tratamientos, sin embargo, harán que se enquiste o no se cicatrice bien la herida física o emocional. Manejo del dolor ajeno Dos son las posturas que suelen darse ante el dolor ajeno: una es la de sobreimplicación y sufrimiento, y otra de distanciamiento físico y emocional. La primera se caracteriza por una extrema empatía con el doliente, desde su vertiente más desadaptativa, que impide ayudar al otro y ser un soporte para él.

Centrándose en el sufrimiento que le provoca su propio dolor, la persona puede alejarse emocionalmente del doliente, pues el sufrimiento propio se tolera y maneja mucho mejor que el ajeno. La segunda tiene que ver con el sentimiento de incapacidad de no saber qué hacer en la situación, así como un intento de evitar el sufrimiento.

Y ante tal creencia de incapacidad, de no querer hacer más daño al otro con los propios sentimientos o palabras, la persona se aleja de la persona doliente. Ambas posturas revelan la dificultad a la hora de manejar las emociones ajenas, así como la imposibilidad de controlar la situación y, por consiguiente, un sentimiento de frustración, rabia e impotencia.

Pero, ¿son esas las únicas dos posturas que podemos adoptar ante el dolor ajeno? ¿Ayudan esas posturas al doliente? ¿Y a nosotros mismos? Aprender a manejarnos con el dolor, por el doliente y por nosotros mismos Ante el dolor del otro es bueno pararnos a pensar y descubrir quién va a ser nuestro foco de atención, si el doliente o nosotros mismos, o ambos.

Pues es posible ayudar al otro a llevar y superar su dolor ayudándonos a nosotros mismos en ese proceso, cuidándonos emocionalmente y teniendo en cuenta nuestros sentimientos, sin alejarnos ni sobreimplicarnos. Por otro lado, saber que la calidad de la relación con el doliente puede afectar no sólo en las respuestas emocionales de este, sino también en la conducta y evolución médica, la adherencia al tratamiento y, en definitiva, a su recuperación, puede hacernos darnos cuenta de la importancia que nuestras acciones pueden tener sobre su dolor y su sufrimiento.

Contar con el apoyo adecuado en momentos difíciles y sentirse querido y apoyado durante este proceso es uno de los puntos más importantes de la evolución del dolor. Existe una relación directamente proporcional entre el estado de ánimo y sistema inmune (y viceversa). Así pues, desarrollar estrategias para el bienestar emocional del doliente, también desde el apoyo social, hará que sus defensas puedan combatir mejor el dolor y el sufrimiento.

Empatía relacionada con la percepción del dolor ajeno La empatía es una destreza emocional y se define como la capacidad de ser conscientes, apreciar y comprender los sentimientos de los demás. Es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones emocionales.

Todos los seres humanos nacemos con la destreza emocional de ser empáticos; un claro ejemplo de ello es la reacción en cadena que se vive en las salas de postparto cuando un bebé empieza a llorar, y el resto, al oírle, llora también. Se trata, pues, de una destreza innata que podemos desarrollar con el aprendizaje adecuado.

Solo las personas que sufren autismo, síndrome de Asperger o determinadas psicopatologías (como la sociopatía) se ven incapacitadas o con enormes dificultades de percibir las emociones y sentimientos de los demás. Es impensable que una persona que no siente empatía hacia otra pueda percibir el dolor o el sufrimiento del otro, pueda imaginar por lo que está pasando o pueda desarrollar estrategias para solventar y manejar tal dolor.

  1. Desarrollo de la inteligencia emocional El manejo emocional del dolor ajeno es posible sin sobreimplicarnos y sin alejarnos del doliente; y la inteligencia emocional es esencial para hacerlo.
  2. La inteligencia emocional se define como capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos.

Es impensable saber reconocer y manejarnos adaptativamente con las emociones de los demás si no sabemos reconocer y manejar las nuestras propias. Para manejarnos emocionalmente con el dolor ajeno es primordial aprender a distinguir qué emociones tenemos y qué emoción emerge en cada situación.

Existen seis emociones básicas: alegría, tristeza, ira, sorpresa, miedo y asco. Tener la emoción identificada nos ayudará a valorar si la emoción puede ayudarnos en la situación actual de manejo del dolor del otro o, por lo contrario, las emociones que tenemos en ese momento están impidiendo contactar y empatizar con el otro y ayudarle en tal situación.

Por ejemplo, una situación de dolor ajeno nos puede provocar impotencia y rabia, y esa emoción puede hacernos buscar una solución para paliar y calmar el dolor, o puede hacer que nos enfademos con el doliente por tener ese dolor. La emoción que aparece ante el dolor del otro per se no es un impedimento en la relación; sí lo puede ser qué hagamos con esa emoción, cómo la controlemos, interpretemos y expresemos. La ayuda en situaciones de catástrofe, el manejo emocional ante el dolor ajeno, el dolor en las grandes religiones, la representación del dolor en el cine, en definitiva, un mosaico de perspectivas con las que pretendemos comprender el dolor. Ver revista Descargar Suscribirse
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¿Qué pasa si una persona no siente dolor?

Insensibilidad congénita al dolor El diagnóstico de la insensibilidad congénita al dolor no tiene criterios oficiales pero se puede hacer con:

Una historia detallada para saber si hay alteración de la percepción del dolor, que se manifiesta en los bebés por mordedura de la lengua, los labios o los dedos después que los primeros dientes hacen erupción o en insensibilidad a estímulos dolorosos provocados como el pinchazo para coger un examen de sangre; y en las personas mayores por lesiones traumáticas repetidas incluyendo hematomas, fracturas de huesos y dislocación de articulaciones sin dolor a menudo asociados con artropatía neurogénica () de las rodillas y los tobillos. Puede haber una historia de falta de reconocimiento de las quemaduras y otras lesiones. Examen físico mostrando la insensibilidad al dolor, acumulación de heridas, moretones, huesos rotos y otros problemas de salud que pueden pasar desapercibidos debidos a la falta de conciencia del dolor; Muchas personas con insensibilidad congénita al dolor también tienen una pérdida completa del sentido del olfato (anosmia) que se puede demostrar. que puede mostrar la pérdida de la parte final de las terminaciones de los nervios en la epidermis). La prueba genética mostrando la mutación en uno de los genes relacionados a la enfermedad.

Las siguientes características ayudan a los médicos a decidir hacer primero una prueba genética dirigida a un gen específico:

Hacer primero las pruebas para el gen SCN11A en un recién nacido que tiene hipomotilidad intestinal severa (en que el intestino no funciona bien y que puede haber constipación intestinal). Hacer primero las pruebas para el gen en una persona con inteligencia normal que tiene falta de olfato (anosmia). Hacer primero pruebas para el gen en las personas con inteligencia normal, infecciones bacterianas y falta de sudorose. Si las pruebas genéticas de los genes SCN9A y PRDM12 son normales se hace pruebas para los genes y -CIP Se hace primero las pruebas en los genes NTRK1 y NGF cuando hay problemas de aprendizaje o desarrollo tardío, infecciones estafilocócicas e hipohidrosis. Si no se encuentra mutaciones en el gen SCN11A o en los otros genes mencionados se debe considerar hacer otra prueba como el análisis de deleción / duplicación dirigida a genes. Se puede hacer un panel de multiples genes (multigene) que incluye los genes relacionados con insensibilidad congénita al dolor y otros genes de interés, que pueden ser detrminados por el médico. Se pueden considerar pruebas genómicas integrales (cuando estén disponibles) que incluyen el exoma y la secuenciación del genoma entero (todos los genes disponibles). Tal prueba puede proporcionar o sugerir un diagnóstico no considerado previamente (por ejemplo, la mutación de un gen o genes diferentes que pueda causar una enfermedad parecida).

Los exámenes siguientes se hacen para apartar otras enfermedades y generalmente son normales: Última actualización: 9/3/2018 : Insensibilidad congénita al dolor
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